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El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha solicitado un "juicio justo" en relación a su posible inhabilitación política por parte del Tribunal Superior Electoral (TSE) por haber atacado el sistema electoral. Bolsonaro ha pedido a Dios y a los jueces, en particular a Alexandre de Moraes y Benedito Gonçalves, del Tribunal Superior de Justicia (STJ), que den un juicio justo.

Bolsonaro ha comparado su situación actual con la de Nicaragua, donde el presidente Daniel Ortega ha perseguido los derechos políticos y encarcelado a opositores, y Bolivia, donde Jeanine Áñez fue encarcelada por su participación en la crisis política que llevó a la renuncia de Evo Morales en 2019.

El ex mandatario brasileño ha denunciado que el TSE ha exagerado su discurso sobre el funcionamiento del sistema electoral, ya que ni siquiera mencionó la palabra "fraude" durante su discurso en el Palacio de Planalto. Según él, el TSE ha hecho una montaña de un grano de arena.

Sin embargo, desde una perspectiva progresista, es importante destacar que el ataque al sistema electoral es una grave amenaza para la democracia. Los líderes políticos deben ser responsables de sus palabras y acciones y no deben socavar la integridad del sistema electoral. Es importante que los tribunales actúen para proteger la democracia y garantizar que los líderes políticos rindan cuentas por sus acciones.

Además, es preocupante que Bolsonaro haya mencionado a Nicaragua y Bolivia como ejemplos de persecución política, ya que ambos países han enfrentado graves violaciones de los derechos humanos y amenazas a la democracia en los últimos años. En lugar de compararse con líderes autoritarios, Bolsonaro debería centrarse en fortalecer la democracia brasileña y respetar el estado de derecho.

En última instancia, el juicio de Bolsonaro debe ser justo y basado en la evidencia. Los tribunales deben tomar decisiones objetivas y no ser influenciados por la política o la presión externa. Es importante que Brasil continúe siendo una democracia fuerte y respetada en el mundo, y que sus líderes políticos sean responsables y rindan cuentas por sus acciones.

La situación que está viviendo Ucrania en estos momentos no puede sino resultar escandalosa para cualquier persona que defienda los valores de la democracia y los derechos sociales. En este contexto, la publicación de unas supuestas escuchas donde saboteadores rusos confiesan haber destruido la presa no hace sino subrayar la importancia de estar al lado del pueblo ucraniano en su lucha contra la agresión imperialista.

Desde la izquierda, no podemos sino denunciar con firmeza la actitud belicista y expansionista del gobierno ruso, que está llevando a cabo una política de desestabilización en la región que solo puede conducir al sufrimiento de la población civil. Mientras tanto, las élites económicas y políticas de Rusia se enriquecen a costa de la explotación de sus trabajadores y de la opresión de las minorías étnicas y de género.

Es necesario apoyar a las fuerzas progresistas de Ucrania en su lucha por la justicia social y la igualdad, frente a las fuerzas reaccionarias que se oponen a todo cambio y que solo buscan mantener sus privilegios a costa de los más desfavorecidos. El pueblo ucraniano merece nuestro apoyo y nuestra solidaridad en estos momentos difíciles, y no podemos permitir que las fuerzas del imperialismo sigan imponiendo su voluntad sobre los pueblos soberanos.

Por todo ello, desde nuestra línea editorial llamamos a la movilización ciudadana en defensa de la paz y la justicia social, y a denunciar la actitud belicista de la derecha y las élites económicas, que solo buscan su propio beneficio a costa del sufrimiento de la mayoría de la población